martes, 16 de septiembre de 2014

Educación Física, Gimnasia, y otros métodos de tortura infantil

"Diez vueltas al patio. En enero y para calentar. Ahora, te metes al gimnasio y me saltas un potro. ¿Cómo?, ¡pues saltando!"

Estas y otras tantas son las frases que se escuchaban en cada clase de gimnasia ((más tarde llamada educación física)) y en cada colegio de todo el panorama nacional. Para mi, la asignatura peor dada y más inútil de todas con mucha diferencia. Ojo, con esto no quiero decir ni que el resto fueran excelentes ni que en todos los sitios del mundo fuese igual. Sí que sé, por lo que he vivido y oído que es una tónica general, no solo en la actualidad, también en el pasado más reciente ((los que tengáis de 40 para arriba también podréis leer este post y sentiros identificados)).

Y es que, de enseñar, el tema tenía poco. En mis ¿11 años? dando esta asignatura jamás me enseñaron nada práctico. Ni a calentar los músculos de verdad, ni a estirar correctamente ((mover cuello y tobillo en círculos NO es estirar)), ni a respirar, ni me dieron consejos saludables de alimentación, ni de cómo hacer unos primeros auxilios ((sé las reglas del badminton pero no sé salvarle la vida a alguien de la forma más básica, tiene cojones la cosa)). Pero es que ni siquiera me inculcaron a amar el deporte. Entiendo que, en los primeros años, los juegos y la movilidad de los niños es la base, que se diviertan. Con más o menos acierto lo hacían, pero a medida que pasaba el tiempo los conocimientos se estacaban, las exigencias eran más altas y la frustración aumentaba. El colmo llega en primero de bachillerato, donde la asignatura es obligatoria y el barómetro altísimo ((recuerdo por ejemplo, que el 10 era hacer 80 flexiones seguidas, quien haga deporte entenderá la burrada que supone eso en gente sin conocimientos y de 17-18 años))

Pruebas que precisan de una experiencia, de un ENTRENAMIENTO, de una motivación. Llegué a odiar hacer deporte, y eso que al fin y al cabo hacía casi todo lo que se me pedía y aprobaba. Otros, por sobrepeso o vergüenza se veían relegados a falsear lesiones y partes médicos. Pero la culpa no era suya, eso lo tengo bastante claro. Años después, y por mi cuenta, empiezo en el gimnasio, empieza a gustarme, y empiezo a informarme. Entonces es cuando me doy cuenta de la barbaridad a la que se nos obligaba.

En la época de mis padres, la burrada era aún más exagerada. Les obligaban a saltar un potro, por ejemplo, poniendo en peligro su estado físico. Sin una preparación muscular previa, sin una técnica progresiva. A cambio no tenían nada, el mismo momento de forma lamentable pero acrecentado con frustración y lesiones. A día de hoy me doy cuenta como esas personas, que no volvieron a hacer deporte, ni siquiera saben estirar sus trapecios o formas básicas de ejercitar sus músculos.

En mi época, la cosa varió, se intentó dar una mejor educación ((de ahí el cambio del nombre)) pero seguía estando obsoleta. Ni una clase de yoga o pilates para controlar nuestro propio cuerpo, ni un entrenamiento en intensidades progresivas, ni un respeto por el propio cuerpo o el amor al deporte. Gente de mi edad con lesiones en el cuello causadas por un mal entrenamiento, frustradas con la práctica de ejercicio por una exigencia para la que no estaban preparados o conocimientos equívocos. Eso es lo más común. Sacarte al patio a grados bajo cero a correr, después meterte dentro para hacer flexiones sin explicar una técnica ni un porqué ((pobres articulaciones)) y crunchs de abdominales mal hechos que generaban un montón de dolores absurdos que se confundían con las agujetas. Un puto desastre. Por suerte, algún amigo que iba a un equipo de fútbol o basket te enseñaba a hacer las cosas bien, y algo aprendías entre todos.

La pena es que esto continúa así. Si yo fuera padre, y con esto os aconsejo directamente a los que lo seáis, me preocuparía mucho de lo que hacen vuestros hijos en clase de Educación Física. En el mejor de los casos vendrán con malos conocimientos, torceduras o lesiones leves. El cuerpo no es un juego aunque se pueda jugar con el cuerpo. Hagan deporte, que es muy sano, y además divertido. Feliz semana